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Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín. Por ella recibió testimonio de ser justo, pues Dios dio testimonio al aceptar sus ofrendas. Y por medio de la fe, aunque murió, habla todavía.

Por la fe Enoc fue trasladado para no ver la muerte y no fue hallado, porque Dios lo había trasladado. Antes de su traslado, recibió testimonio de haber agradado a Dios[a]. Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan.

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Footnotes

  1. Hebreos 11:5 Gén. 5:24 (LXX).